El pasado sábado 25 de junio se lanzó en Rancagua el proyecto editorial “Los Autoestopistas” consistente en 9 fotolibros de 9 autores: Macarena Aqueveque, Alejandro Alquinta, Adolfo Mesías, Leslie Miranda, Juan Pablo Peña, Rodrigo Selles, Fernando Oteíza, Milko Carreño y Miguel Angel Felipe (Elde Gelos).
El evento es parte de las actividades del II Festival de Fotografía de la Sexta Región (FEFS 2016), organizado por el Taller Imagen Latente y financiado por el Fondo Nacional para el Desarrollo Cultural y las Artes (FONDART) el cual contempla workshops con destacados fotógrafos nacionales, tres conversatorios fotográficos, dos muestras colectivas montadas en San Fernando y Rancagua, tres intervenciones fotográficas y el lanzamiento de dos fotolibros más.
Consultado respecto al nombre del proyecto, el relator del taller y editor Miguel Ángel Felipe explicó que “La idea de un fotolibro que tenía un recorrido corto de 16 páginas, que se repetía, pues eran 9 recorridos distintos, se asemejaba bastante al aventón que se le puede dar a un autoestopista que está en la carretera y al que se le acerca al siguiente pueblo. También porque mi pasado es de autopista, que es un tipo que lleva muy poco equipaje, que apenas tiene plata y que se quiere desplazar. Y nos inspiramos además en una imagen maravillosa del fotógrafo norteamericano Walker Evans de una pareja haciendo autoestop (dedo) en la carretera”.
Respecto al trabajo recorrido entre el taller realizado desde el año pasado hasta hoy, Felipe agregó que “la experiencia fue muy linda, muy emotiva e intensa. Editar y ser editado requiere participar de una intimidad, de conocer muy bien al otro. Fueron una serie de trabajos realizados con mucho talento y honestidad de parte de los fotógrafos participantes”.
Para uno de los autores, Rodrigo Selles, el resultado final superó todas sus expectativas. “Me parece una forma original, interesante y motivadora. Un placer haber participado en este equipo”.
Respecto a su trabajo denominado “Tartagal”, el artista señaló que “es el resultado de algunos viajes que hice unas comunidades indígenas en el norte de Argentina, muy precarias, donde se respiraba una injusticia bastante grande. Tenía muchas imágenes desordenadas y gracias a este taller las pude ordenar. Son fotos que no dejan de ser subjetivas y artísticas y al mismo tiempo contiene una dosis de denuncia social que es lo que quería conservar”.